El viento helado que azota el Firth of Forth esta mañana me recuerda las turbulentas aguas que a veces se agitan dentro de nosotros. Como sanador energético aquí en Edimburgo, a menudo veo personas que luchan contra tormentas internas: períodos de energía intensa seguidos de un agotamiento debilitante. Es un patrón que reconozco y que puede ser increíblemente aislante y frustrante. Es posible que estés lidiando con lo que se siente como dos personas completamente diferentes viviendo dentro de ti: una rebosante de fuego creativo, la otra enterrada bajo una montaña de desesperanza. La pregunta: “¿En qué trastorno las personas alternan entre estados de desesperanza letárgica y sobreexcitación salvaje?” a menudo resuena en mi sala de curación.
Si bien un diagnóstico formal es mejor dejarlo en manos de profesionales médicos, esta oscilación entre extremos altos y bajos puede ser indicativa de varias afecciones. El más conocido es el trastorno bipolar, específicamente el bipolar I, donde las personas experimentan episodios maníacos (caracterizados por energía extrema, estado de ánimo elevado y, a veces, comportamiento impulsivo) y episodios depresivos (marcados por letargo, desesperanza y pérdida de interés en las actividades). Sin embargo, es fundamental recordar que este patrón también puede estar presente en otras afecciones o incluso como respuesta a un estrés y un trauma abrumadores. Siempre es importante consultar con un médico para obtener un diagnóstico formal.
La clave para comprender y eventualmente sanar este patrón cíclico radica en reconocer sus desencadenantes y aprender a manejar la intensidad tanto de las fases altas como de las bajas. No se trata de eliminar las emociones; se trata de encontrar equilibrio y estabilidad. Para muchos, la fase de “sobreexcitación” puede parecer atractiva al principio. Las ideas fluyen libremente, la productividad se dispara y se apodera una sensación de invencibilidad. Pero este estado elevado suele ser insostenible, lo que lleva al agotamiento, a decisiones impulsivas y a una caída que te sumerge en las profundidades del letargo.
La fase de letargo, por otro lado, puede sentirse como un invierno interminable. La motivación se evapora, la alegría se convierte en un recuerdo lejano e incluso las tareas más simples se sienten insuperables. La sensación de desesperanza puede ser particularmente debilitante, lo que dificulta buscar ayuda o incluso creer que las cosas pueden mejorar. Es en este lugar oscuro donde la autocompasión se vuelve primordial.
Mi cerámica a menudo refleja este ciclo. A veces, estoy rebosante de ideas, lanzando arcilla con energía frenética, creando pieza tras pieza. Otras veces, el estudio se siente como una prisión, la arcilla sin vida en mis manos y la chispa creativa extinguida. Es en esos momentos que tengo que recordarme a mí mismo que debo reducir la velocidad, respirar y simplemente estar presente con la arcilla sin forzar nada. El mismo principio se aplica al manejo de tu estado emocional.
Entonces, ¿qué puedes hacer para navegar por estas turbulentas aguas?
- Busca ayuda profesional: Este es el paso más importante. Un psiquiatra o terapeuta puede proporcionar un diagnóstico preciso y desarrollar un plan de tratamiento adaptado a tus necesidades específicas. Esto podría incluir medicamentos, terapia o una combinación de ambos.
- Desarrolla una rutina: La estructura puede ser increíblemente fundamentadora. Establecer patrones regulares de sueño, horarios de comidas y rutinas de ejercicio puede ayudar a regular tu estado de ánimo y niveles de energía.
- Prácticas de atención plena: Técnicas como la meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudarte a ser más consciente de tus pensamientos y sentimientos sin juzgar. Esta conciencia te permite reconocer las primeras señales de advertencia de un cambio en el estado de ánimo y tomar medidas proactivas para controlarlo.
- Identifica tus desencadenantes: ¿Qué situaciones, personas o pensamientos tienden a desencadenar tus altibajos? Llevar un diario puede ser útil para identificar estos patrones. Una vez que conozcas tus desencadenantes, puedes desarrollar estrategias para evitarlos o manejarlos.
- Construye un sistema de apoyo: Conéctate con amigos de confianza, familiares o grupos de apoyo. Compartir tus experiencias con otras personas que te entienden puede reducir los sentimientos de aislamiento y brindar un valioso apoyo emocional.
- Expresión creativa: Participa en actividades que te permitan expresar tus emociones de una manera saludable. Esto podría ser pintar, escribir, música, bailar o, como yo, trabajar con arcilla.
La curación con cristales también puede ser una herramienta poderosa para controlar los desequilibrios emocionales. Por ejemplo, la amatista es conocida por sus propiedades calmantes y equilibrantes, mientras que el citrino se asocia con la alegría y el optimismo. Llevar estos cristales, meditar con ellos o colocarlos en tu entorno puede ayudar a regular tu energía y promover el bienestar emocional. De manera similar, el equilibrio de los chakras puede ayudar a identificar y eliminar cualquier bloqueo energético que pueda estar contribuyendo al patrón cíclico. Cuando el plexo solar está desequilibrado, por ejemplo, uno puede sentirse letárgico y carecer de energía o motivación.
La clave es encontrar lo que funcione mejor para ti y ser paciente contigo mismo. La curación no es un proceso lineal y habrá contratiempos en el camino. Pero con conciencia, apoyo y un compromiso con el cuidado personal, puedes aprender a navegar por las olas del letargo y la sobreexcitación y crear una vida más equilibrada y plena. Recuerda el flujo y reflujo del océano, el ritmo constante de la naturaleza. Estos ciclos no son fracasos; son simplemente parte de la experiencia humana.
Finalmente, no subestimes el poder de la naturaleza. Aquí en Escocia, somos bendecidos con paisajes impresionantes que pueden brindar consuelo e inspiración. Un paseo por la playa, una caminata por las colinas o simplemente sentarse en un parque pueden hacer maravillas por tu bienestar mental y emocional. Conectarte con la tierra puede ayudarte a sentirte arraigado, presente y más conectado contigo mismo. Recuerda que la curación no se trata solo de abordar los síntomas; se trata de nutrir a toda la persona: cuerpo, mente y espíritu. Sé amable contigo mismo, sé paciente y confía en que tienes la fuerza para capear cualquier tormenta.
Mi horóscopo semanal para Piscis
Querido Piscis,
Esta semana se trata de encontrar la armonía dentro de la dualidad de tu naturaleza. Como signo de agua mutable, a menudo te sientes atraído en múltiples direcciones, y esta semana pondrá a prueba tu capacidad para mantenerte firme en medio de las corrientes arremolinadas.
- Riqueza: Financieramente, concéntrate en la practicidad esta semana. Evita los gastos impulsivos y, en cambio, revisa tu presupuesto. Un enfoque reflexivo traerá estabilidad y evitará el estrés innecesario.
- Amor: Las conexiones románticas pueden sentirse un poco intensas. Los Piscis solteros pueden sentirse atraídos por alguien que encarna tanto la emoción como la complejidad. Parejas, sean conscientes de la comunicación; eviten que las emociones nublen su juicio. La honestidad y la vulnerabilidad son clave.
- Amistad: Fomenta tus amistades escuchando activamente a tus seres queridos. Un amigo puede necesitar tu apoyo y tu oído empático. No tengas miedo de apoyarte también en tus amigos para obtener apoyo.
- Carrera: ¡Tu creatividad está en su punto máximo esta semana! Aprovecha las oportunidades para mostrar tus talentos e ideas únicos. Sin embargo, ten cuidado de no asumir demasiado. Delega tareas siempre que sea posible y prioriza el cuidado personal para evitar el agotamiento.
Esta semana, Piscis, recuerda abrazar tu naturaleza intuitiva y confiar en tu guía interior. Eres resiliente y capaz de superar cualquier desafío que se te presente.